martes, 16 de noviembre de 2010

Cerrar las puertas 'al Espíritu Santo'

Hay una forma segura de que la Exploración no funcione: si no quieres saber la verdad, te inventarás mil mentiras con las que rellenarás los espacios de las respuestas, y fingirás estar satisfecho. Por supuesto, seguirás siendo un desgraciado. Crees que engañas a alguien, pero sólo te engañas a ti mismo.

En la tradición cristiana, eso es considerado como el único pecado imperdonable.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Explorar siempre sobre 'lo mismo'

Me dice un nuevo explorador que cree que no lo está haciendo bien, porque aunque tras cada ejercicio el resultado es positivo, una y otra vez aparecen los mismos temas.

Veamos: en realidad no se exploran 'temas'. Ésa es la apariencia, pero la realidad es más profunda. Lo que exploramos es la inconsciencia.

En efecto, la mayoría de nosotros tenemos 'puertas' recurrentes a esa inconsciencia: se trata de 'los temas' que siempre parecen repetirse.

Por tanto, que no te extrañe si así te sucede. Lo estás haciendo perfectamente. Prueba de ello es que, aunque los enunciados sean los mismos, tus respuestas son cada vez diferentes. Es así porque progresivamente liberas consciencia.

Adelante, pues. Adelante.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Cuando damos gracias a Dios...

lo hacemos porque las cosas suceden de la manera que esperábamos o en la línea que nos gusta.
Esto supone una limitación tremenda. Es pretender que nosotros sabemos lo que en realidad no sabemos.
Podemos dar un paso más arriba. Decía Buda que, cuando despiertas, la vida se convierte en una permamente sorpresa. También lo es cuando estás dormido. A lo que Buda se refiere es a una sorpresa en positivo, es decir: tú sabes que la Realidad nunca te ataca (aunque la mayoría lo crea) y sabes que no sabes cuál es tu destino en cada momento. Por tanto, la actitud más inteligente siempre es la sumisión a la voluntad de Dios y la confianza. Ninguna de estas dos cualidades incluye el 'conocimiento'. Ambas tienen más que ver con la entrega y con la devolución del miedo al mundo, a ese mal espejo en el que no nos reflejamos.
Da a Dios lo que es de Dios (la confianza) y al César (al mundo) lo que es del mundo.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Por fin, el nuevo libro

Si Dios quiere, a mediados de noviembre ya estará el nuevo libro en las librerías.
Estamos en fase de corrección y maquetación. Y de recuperación, espero, del agotamiento...

martes, 3 de agosto de 2010

De la reescritura permanente

Desde finales del año pasado estoy acabando 'Transformación. De la mente a la consciencia'. Hay escritas desde entonces muchas más páginas de las previstas pero, cada día, aparecen nuevas experiencias que obligan a replantearlo todo desde el principio. Nada hay más inestable que el conocimiento... ni nada más imprevisible que la experiencia.

jueves, 1 de julio de 2010

Identidad y memoria

Un porcentaje mínimo de personas que tienen el valor de desbloquear su imaginario (memoria real o ficticia) reciben secuencias de lo que tradicionalmente se llama 'vidas pasadas'. Dentro de esa minoría, otra minoría 've' incluso supuestas existencias no materiales.

El valor terapéutico de admitir estas imágenes suele resultar incalculable. Es como si, por fin, se abriese la puerta de la comprensión para ellas, pero no de esa comprensión mundana y falsa, sino de otra íntima, real y efectiva.

Esas imágenes, ¿responden a realidades pasadas?

La psicología dominante en Occidente ha tenido como objetivo siempre la creación y fortalecimiento del ego: se considera que una persona es tanto más saludable cuanto más definido, estructurado y previsible es su comportamiento. Por supuesto que ese criterio epistemológico no tiene nada que ver con la salud, y sí mucho con el sometimiento económico; la única finalidad es el mantenimiento de la esclavitud productiva. Eso es lo que hemos comprado...

La psicología tradicional en Oriente, en cambio, siempre ha pretendido justo lo contrario: la liberación, que se consigue mediante la disolución del ego.

En este sentido, si por un lado nos dedicamos a disolver la identidad de la vida presente, pero la sustituimos por una identidad multiplicada de todas las otras vidas que recordamos, no sólo no hemos avanzado, sino que hemos caído más profundamente en el mismo pozo.

Sean reales o imaginarios los escenarios que aparecen en los traumas, correspondan a esta vida o a otras, lo único importante es permitir que se resuelvan. Y eso se consigue desde el diálogo entre nuestra mente (alma) y nuestra consciencia (espíritu).

¿Qué queda tras la disolución del trauma?

Tu única identidad verdadera: una luz inmensa. ¿Necesitas algo más que eso?

domingo, 13 de junio de 2010

El sufrimiento es la gran mentira

Ante el sufrimiento ha habido, hasta ahora, dos actitudes fundamentales:

- La huída: contamos con infinitos recursos para huir del sufrimiento y, si se agotan, aparecen otros nuevos.

- La creencia: creer que el sufrimiento forma parte necesaria de la vida.

Ambas actitudes coinciden en que te mantienen en situación de esclavo y alejado de ti mismo.

Existe también una tercera vía: comprender efectivamente el sufrimiento, saber que es síntoma de inconsciencia, que NO FORMA PARTE NECESARIA DE LA VIDA, sino todo lo contrario, y que mientras no te liberes de él no vas a descubrir quién eres.

¿Eres tú un transeúnte de la terca vía?

miércoles, 2 de junio de 2010

La sombra

El terapeuta reconectivo no es más que la sombra de su paciente. No dirige nada. Sólo escucha y acompaña, quitándose en todo momento de en medio.

Quitarse de en medio es dejar de lado la mente, permitir que el yo pequeño (el ego) deje espacio para que aparezca, si acaso, el Yo grande (la Consciencia).

La TERAPIA RECONECTIVA es una relación de reconocimiento y una salida del sueño. Acompañamos al supuesto paciente en el descubrimiento de su imaginario. El imaginario es todo aquello que percibe, se representa o recuerda, consciente o inconscientemente. Parte del imaginario es eso que algunos llaman la realidad efectiva.

Lo que llamamos 'realidad efectiva' es fundamentalmente un acuerdo. Un acuerdo tan estrecho que casi siempre nos produce ahogo. Hay pues una realidad más real que ese acuerdo, y a la misma accedemos a través de nuestro imaginario.

Tomar el imaginario al pie de la letra es extender la estrechez del acuerdo. Más liberador es el camino contrario: cuestionar en todo momento el acuerdo y la realidad aparente.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Las cadenas de la acusación

Poco a poco parece que se va aclarando el camino para poder ofrecer una primera formulación de la TERAPIA RECONECTIVA, que no esperamos que sea definitiva, sino tan sólo un punto de partida para seguir avanzando.

La investigación demuestra siempre -y no deja de ser sorprendente- cómo los síntomas no tienen nada que ver con la raíz del problema. Darle vueltas a la historia que nos contamos no sirve absolutamente de nada; la verdad está en otro lado. Toda la gente que habla de sus historias no saldrá jamás, de ese modo, del laberinto. Personalmente me sorprende que se encuentren cómodos en el mismo. Es como si no les importase la vida. Se identifican con el sufrimiento. Tal vez, como me decía ayer alguien, son adictos al sufrimiento (¿qué hago yo pues en un mundo de adictos...?).

Otro momento clave de la TERAPIA RECONECTIVA es la liberación de la acusación. Cuando en el trauma que observamos interviene alguien más que nosotros mismos, procede pedirle perdón por si, en algún plano consciente o inconsciente le hemos culpado. El resultado de esto es que la otra persona recupera su propia energía, y también nosotros nos liberamos de las cadenas con las que la habíamos acusado. En efecto, desde la Consciencia jamás ha sucedido nada equivocado. El error, como la mentira, es una apariencia en el tiempo. El tiempo mismo quizás no sea más que eso: una apariencia de error y de mentira.

martes, 18 de mayo de 2010

Creadores de víctimas, justificadores de agresores

Otra de las tradicionales aberraciones de la falsa psicología es la venta del trauma.

Ésta es la estrategia:

Cuando el paciente llega a la consulta, escuchamos su historia. Buscamos cualquier pretexto para crear(le) una identidad de víctima, con lo cual lo descargamos de la culpa.

Eso no le resuelve nada, porque todo es mentira, pero nos garantiza su simpatía... y su dinero.

Además, ayudándole a creerse víctima, le damos razones para que pueda justificar sus futuras agresiones.

¿No es eso el infierno?

lunes, 17 de mayo de 2010

Restos del psicologismo

El espacio que en el pasado reciente ocupó la psicología está viviendo en nuestros días una revolución (¿y qué no?, puedes decirme...).

A los Talleres sobre 'Autodescubrimiento y liberación del sufrimiento' llegan personas desde dos experiencias vitales distintas:
- Aquéllas que sólo tienen su ego, es decir, el constructo de historias que se han contado sobre sí mismas. Con la Exploración de Consciencia descubrirán que todas son mentira, desharán su ego (no es tan complicado) y accederán progresivamente a la realidad luminosa que verdaderamente son.
- Aquéllas que no sólo traen sus mentiras propias, sino, además, las que han comprado a algún psicólogo de la vieja escuela. Éstas no necesitan liberarse sólo de su propio ego, de sus mentiras autocontadas, de sus creencias, sino de las que por añadidura adquirieron.

Cada vez son menos, pero aún quedan, relaciones del tipo que describimos: yo me siento mal, y acudo al psicólogo. Éste me pregunta qué me ocurre (como si yo lo supiera...), y a partir de mis palabras emite un diagnóstico (clasificar, ordenar, controlar...). Desde su universo mental y personal, me propondrá una historia alternativa: deja de creer eso que creías, y a partir de ahora cree esto que yo te digo.

Si estoy lo bastante despierto, lo mandaré a hacer puñetas (si estoy lo bastante despierto, seguramente no iré a verlo...), pero si me encuentro en un estado de debilidad, de falta de confianza en mí mismo, y además inconscientemente quiero creer que no he tirado el dinero, tal vez durante un tiempo juegue a intentar hacerle caso, y me esfuerce en creer las historias que me propuso para reemplazar aquéllas con las que yo venía...

Ningún psicólogo puede comprender en ti lo que no haya comprendido previamente en sí. Todo aquello que de tu experiencia a él le resulte extraño, lo rechazará como amenazante para su propio ego, para su propio constructo defensivo-agresivo. Por otro lado, inevitablemente volcará en ti su propia historia personal no resuelta. Un ejemplo que en su tiempo fue frecuente: si él juega a culpar a sus padres de sus propias miserias actuales, fácilmente te propondrá que tú hagas lo mismo; que busques en tu infancia o cuando sea motivos (aparentes) para culpar a tus padres de lo que te está ocurriendo. A ti eso no te soluciona nada, pero él si sale reforzado en su ego, además de quedarse con tu dinero...

Menos mal que la revolución ha llegado a la psicología...

viernes, 14 de mayo de 2010

Detenida mente

Cuando hace años inciamos la investigación buscando un camino eficaz para la liberación del sufrimiento, nada ni nadie nos advirtió de con qué nos enfrentaríamos.

Es cierto que pronto observamos el vínculo necesario entre liberación del sufrimiento y autodescubrimiento: comprobamos, una y otra vez, que el sufrimiento impedía el acceso a la verdad; dicho en dirección opuesta: sólo la mentira, la inconsciencia, es causa del sufrimiento. ¡Qué pocas personas pueden asumir esto!

Con el paso del tiempo y la experiencia acumulada, vemos hasta qué punto la práctica sistemática de la Exploración de Consciencia comporta una transformación radical y revolucionaria: el objetivo de detener la mente se vuelve una consecuencia necesaria.

A fuerza de verificarlo mil veces, ya no eres capaz de seguir engañándote. Sabes que, sea lo que sea aquello que (creas que) te angustie, en ningún caso es la causa real de tu sufrimiento. La mente, por fin, queda superada. La transformación de la mente a la Consciencia es inevitable. Por más que juegues a engañarte, como hacen la casi totalidad de los humanos, tú ya no puedes.

El camino de la transformación parece tener la forma de una enorme pirámide: al principio todos exploramos experiencias muy comunes (la base), pero, conforme ascendemos hasta la cima, las experiencias que encontramos son cada vez más particulares. Y con 'particulares' no me refiero a individuales, sino más bien a eso que Wittgenstein tal vez llamaría místicas.

Nos damos cuenta de que, desde que nacimos, hemos ido asumiendo una hipnosis. La Exploración de Consciencia comporta el despertar de la misma. Y mientras las primeras Exploraciones resultaban muy sencillas y a menudo se resolvían enseguida, aquéllas que parecen corresponder a los planos más elevados pueden resultar mucho más difíciles.

Recuerdo momentos en los que el malestar parecía resistirse a las Exploraciones y yo llegaba a la conclusión de que el método, al final, fallaba. Poco después siempre acababa funcionando. Ahora, cuando el resultado de un ejercicio de Exploración no es el éxtasis ni la paz perfecta, puedo asumir que lo que tengo por descubrir requiere una maduración o rodeo especial. De sobra sé -o creo saber, que para el efecto es lo mismo- que lo que invito a aparecer quizá no tenga nombre reconocido.

La hipnosis en la que hemos vivido constituye una muerte completa. Sólo me pregunto cómo hemos podido tolerar tanta violencia...

jueves, 6 de mayo de 2010

Autorregulación

La investigación que desde hace unos años estamos llevando a cabo no habría sido posible sin Internet. En efecto, mediante este blog y la difusión gratuita de la edición digital de los libros, el mundo ha devenido un 'laboratorio' inmenso. De lejanos países nos llegan e-mails exponiendo dudas y experiencias, hallazgos y triunfos. Es por eso que en modo alguno puedo considerarme autor de nada. Ni por las razones explicadas, ni por la inspiración, que sólo Dios sabe de dónde llega, cuándo y para qué llega...

Algunos colaboradores de la primera etapa han ido participando menos, y su lugar ha sido ocupado por otros, tal vez más en sintonía con cada nuevo descubrimiento. Uno de ellos es L., ciudadano de un país maravilloso e incomprendido.

Esta misma semana, L. me comentaba que tal vez eso que los literalistas llaman 'recuerdos de otras vidas' no sea sino un mecanismo de autorregulación. Por supuesto que es eso, y de ahí su valor terapéutico. Yo no tengo el más mínimo interés en convencerme a mí mismo ni en convencer a nadie de que 'existen otras vidas'. Era Voltaire quien decía que la idea de haber vivido otras vidas no le resultaba más sorprendente que estar viviendo ésta.

No es ése el tema (o no lo es para mí en este momento). Lo que de verdad me interesa son otras cosas. Por ejemplo, algo a lo que podríamos llamar 'comunicación espiritual'. Cuando trabajas en el campo de la Consciencia, te das cuenta de que lo que piensas y lo que sientes tiene repercusión afuera. Crees que no te comunicas, pero lo haces. Cuando esa comunicación se vuelve consciente, el cambio es tremendo. ¿Te atreves con un experimento? Sólo funciona si es sincero. Desde tu corazón, repite 'te quiero' (espiritualmente, no físicamente) a la persona que de verdad quieras. Observa lo que ocurre. Te transformas tú, y se transforma ella. Por favor, no me hables de que eso lo explica la física cuántica, que me da dolor de cabeza...

Si no permitimos que esas imágenes con forma de recuerdos se hagan conscientes, estamos cerrándonos puertas. ¿Se vuelve uno loco si las abre? Todo lo contrario: se vuelve cuerdo.

Los pueblos antiguos y los que aún en el presente no han perdido del todo su memoria, saben que no somos materia. 'Todo es química' -dicen algunos. Y lo dicen con palabras, que no son química, y pretenden tener razón, que tampoco es química. La química es lo de menos...

Tal vez sea importante, muy importante, alejarse del literalismo como de la peste. Cuanto más abierto permanezcas a no etiquetar la experiencia, más lejos y más alto permitirás que te lleve. Todas las otras vidas están en ésta.

martes, 4 de mayo de 2010

TR, información y 'estados de consciencia'

La mayoría de personas que acceden a la Terapia Reconectiva desde el escepticismo (gracias por vuestra compañía), cuestionan saludablemente su sorprendente experiencia. Enhorabuena. Si siguen adelante y quieren conocerse a sí mismos, es más que probable que, antes o después, experimenten otro fenómeno distinto: la recepción de información. Éste es aún más sorprendente si cabe y, además, es verificable. Una y otra vez, en la Terapia Reconectiva, se recibe información cuya veracidad más tarde se comprueba.

¿Cómo se explica eso?

Sinceramente, no tengo ni idea.

De momento, la teoría de los 'estados de consciencia' no me vale. ¿Por qué? En primer lugar, porque a ese estado en el que se recibe la información se le llama 'estado expandido de consciencia'. Pues no, absoluta y radicalmente NO. En todo caso, al estado considerado normal habría que llamarle 'estado reducido de consciencia'. Porque el otro, el mal llamado expandido, se vive como infinitamente más natural y auténtico, y, cuando 'se regresa' a éste, se experimenta algo así como una caída, una limitación, un estrechamiento, un abandono de la luz y una entrada en las, si se me permite decirlo, tinieblas. ¿Cómo entonces podemos atrevernos a valorar aquel estado desde éste? ¿No es eso pretender medir el universo con una regla? Y, claro, como se escapa de las medidas que nuestra ignorancia utiliza, caemos en la suprema arrogancia del desprecio. Digámoslo claro: no es el 'estado expandido' el que debe levantar sospechas, es el estado limitado, justamente el que sospecha. Es como si a un grano de arena en la playa le hubieran vendado los ojos y declarase, convencido, "Yo soy la arena".

Por eso se dice que lo que a los ojos de los hombres es locura, a los ojos de Dios es sabiduría. Aunque eso no deja de ser una imagen. Un loco es un hombre perdido en sí mismo. Un cuerdo es un hombre perdido en la mayoría.

Por el momento, tengamos la conveniente humildad de reconocer que hay más, mucho más, de lo que la arrogante conciencia dominante cree que administra. Pobre tonta, la ad-ministra...

viernes, 23 de abril de 2010

Terapia Reconectiva: El Poder de la Consciencia

En la práctica de la Terapia Reconectiva lo primero que sorprende, en efecto, es la aparición de esas ‘memorias inconscientes’ que aquí llamamos ‘cuerdas’. Eso es lo primero que sorprende, pero no lo que más sorprende.

Una vez que hemos hecho consciente esa ‘memoria’ (es importante mantener el entrecomillado para no caer en el literalismo de las palabras), el terapeuta, que no es más que un mero acompañante, invita al paciente -o el paciente se invita a sí mismo, cuando ha aprendido a hacerlo- a ‘viajar’ en el tiempo hasta un momento antes del hecho que provocó el trauma, y tratar de hablar con todos los implicados.

Quien de todo esto no tenga experiencia propia, puede llegar a pensar desde la sola teoría que se trata de algo así como una especie de programación neurolingüística. Pero nada tiene que ver con eso. Del mismo modo en que las ‘memorias’ se experimentan con contenido propio y no como proyecciones, esta búsqueda de una solución que evite el suceso traumático también se experimenta como teniendo una dinámica propia, independiente de la voluntad consciente (¿también de la voluntad inconsciente?) del paciente. Lo que nos encontramos al intentar prevenir y evitar el trauma no es menos sorprendente que el contenido de las mismas ‘memorias’.

Al respecto quiero apuntar otro detalle: cuando el paciente accede a ‘memorias’ de su vida presente, en ocasiones la sorpresa es mayúscula: ese recuerdo que ahora emerge podía estar tan enterrado que la consciencia de su existencia supone un enfrentamiento entre lo increíble y lo indudable: “es evidente que eso sucedió, y que me afectó gravemente; lo increíble es que lo hubiese olvidado” -suelen decir los pacientes.

Pero cuando el acceso es a ‘memorias’ de eso que muchos llaman ‘otras vidas’, el impacto en el paciente es cualitativamente diferente. La mayoría de veces es como si se hubiese derribado una barrera hasta entonces infranqueada, suele haber una reacción física llamativa, a partir de la cual ya nunca las cosas serán vistas como hasta entonces (no) se veían.

Si tú has sido una mujer violada, en ésta o en otras vidas, en la realidad reconocida conscientemente o en tu imaginario (que finalmente tiene el mismo efecto), o si tú has sido un asesino de niños… ¿acaso debes cargar eternamente con ese trauma?

Si existe sólo una vida, ¿te sentirás marcada o condenado de por vida? O peor, si existen muchas vidas (en la realidad o en tu imaginario, porque, como decimos, el efecto es el mismo), ¿te sentirás eternamente marcada o condenado?

La respuesta es que no, que no ha de ser así en modo alguno. Que tanto víctimas como verdugos pueden, desde la Consciencia, limpiar, prevenir, evitar… hacer lo necesario para que el hecho traumático, que permanece en la memoria, retrocediendo a un momento antes de que suceda, no suceda.

“¿Pero cómo vas a hacer que no suceda lo que sí sucedió? Vale que lo hagas con las fantasías de otras vidas, pero, ¿cómo vas a hacerlo con lo que te consta que sin duda sucedió en ésta?” -es lo que se pregunta quien no ha vivido esta experiencia.

Quien sí la ha vivido no se lo pregunta. Simplemente, lo experimenta. Sabe, por experiencia, que tras llegar a un acuerdo, a veces casi imposible, para evitar el suceso traumático que dejó tan imborrable huella, cuando avanza en su memoria ya no aparecen ni el hecho ni sus consecuencias.

Seguramente ése es el poder de la Consciencia, que tiene mucho que ver con el Amor y con la Justicia, con la comprensión, con el perdón, con la apertura… Siempre es el Amor quien dirá la palabra última. Y la palabra última nunca podrá ser otra que ‘te quiero’. Porque todo lo demás es mentira.

lunes, 19 de abril de 2010

¿Qué son 'las cuerdas'?

Las cuerdas son información. Información que permanece en el plano de la Consciencia. Negar el plano de la Consciencia es negar la posibilidad de existencia de las cuerdas.

¿Podríamos decir que los traumas generan cuerdas? Sí, podríamos decirlo en dos aspectos:
- Así es probadamente respecto a lo que llamamos ‘esta vida’. Muchas escuelas psicológicas han trabajado tradicionalmente desde estas premisas.
- Les llamamos ‘cuerdas’ por su carácter fragmentario: son como pequeños segmentos en cierta medida autónomos, perdidos, desconectados, dolorosos.
Seguramente es la desconexión de esos fragmentos lo que impide la continuidad coherente e integrada de toda la experiencia.

Ésta podría ser la hipótesis de cómo se genera una cuerda: un hecho traumático no se integra, sino que se expele, de alguna manera, de nuestra consciencia. Mientras esa información, que es vitalidad y es consciencia, no se reintegra, recupera, reconecta, permanece alejada, enajenada de nuestro eje. Hasta aquí todo podría asumirlo la mayoría de psicólogos; la práctica clínica parece avalar que es justo así como sucede. La terapia consiste en recuperar esas memorias del espacio de la inconsciencia, de la separación, al que por no poder integrarlas en su momento las arrojamos.

La pregunta más inquietante es la que viene ahora: ¿qué son esas supuestas memorias que aparecen igualmente en la terapia, pero que no corresponden a lo que hemos acordado en llamar ‘esta vida’? El paciente nos habla de escenarios de otras épocas, de lugares muy lejanos, con diferente edad, raza, cultura, sexo… ¿son puras proyecciones o fantasías? ¿Por qué, si las tratamos como recuerdos, tienen tan inmenso poder terapéutico?

Si son proyecciones o fantasías, ¿por qué no siguen nuestros deseos? ¿Por qué no son agradables? ¿Por qué nos vemos cometiendo o padeciendo las mayores atrocidades? ¿Es tal vez una descarga inconsciente y simbólica de frustraciones ocultas? Si es así, ¿por qué parecen tener una dinámica independiente y tan absolutamente elaborada?

¿Es necesario creer que esos ‘recuerdos’ pertenecen a otras vidas? No, no es necesario para nada. Incluso resulta muy contraproducente tomarlos al pie de la letra. Cuando recordamos algo ‘de esta vida’, a menudo nos equivocamos, dejamos de lado aspectos que más tarde advertimos determinantes, los deformamos…, ¿por qué habría de ser diferente con los supuestos recuerdos de otras supuestas existencias?

Si discutible es que se trate de recuerdos ‘de otras vidas’, más lo es que se trate de meras fantasías o proyecciones. A día de hoy sí podemos afirmar sin discusiones que eso que llamamos cuerdas es información con potencial terapéutico. De ese potencial terapéutico será de lo que a continuación hablaremos.

Memoria y locura. Contra el literalismo (II).

¿Qué ganamos y qué perdemos creyendo que esas memorias corresponden a vidas pasadas?

No se me ocurre ninguna ganancia. Tal vez para las personas que parecen necesitar tener todo ordenado y fijo en su mente, considerarlas de ese modo resulte más favorable. Y, tal vez, si tienen miedo a la muerte, esa creencia juegue a suavizarlo.

Pero esas dos ganancias son al mismo tiempo dos ruinas: el miedo a la muerte no se resuelve con una creencia, y establecer algo de manera fija en la mente es el primer paso para que se anquilose y no sirva.

Añado aquí un detalle importante: algunos terapeutas de vidas pasadas son muy dados a tomar al pie de la letra la historia que el paciente les narra. Eso es un error de principio. Con estas memorias ocurre lo mismo que con los recuerdos de la vida presente: a veces se superponen detalles significativos de varios recuerdos, mezclándolos en el tiempo sin pretenderlo. Otras veces, y esto es decisivo, el recuerdo que se observa en un primer acceso es muy diferente del que se va elaborando o distinguiendo conforme se analiza en posteriores visitas. El literalismo es el primer enemigo del potencial terapéutico del método.

En cualquier caso, y esto puede comprobarlo quien quiera, en nuestro inconsciente hay unos contenidos que tienen todas las características de los recuerdos, pero que no corresponden a esa sucesión temporal que llamamos ‘esta vida’. Negarlos es precipitarnos nosotros mismos y empujar a otros a la locura. Imagina que alguien te obliga a olvidar tu historia. Esa violencia, ¿no te volvería loco por completo? Pues exactamente lo mismo ocurre con esas memorias, con esos recuerdos que aquí denominamos cuerdas. El lenguaje nos hace otro guiño amable con ese nombre: reconectar las cuerdas para llegar a estar, por fin, cuerdos.

Seguramente hemos llamado ‘psicóticos’ a individuos que se han encontrado con una reestimulación no comprendida e incluso violentamente negada (tratar de nombrarla se considerará, en sí mismo, un síntoma de locura) de alguna de esas memorias. Muchas personas de ésas a las que hemos llamado ‘locos’ no son sino seres más receptivos, más sensibles, a una realidad que la ignorancia dominante niega y que, desde su incomprensión, combate con todos los medios que encuentra a su alcance. La locura, así entendida, no sería una enfermedad, sino un síntoma. Un síntoma de incomprensión de uno mismo, en primer lugar, y de incomprensión por parte del entorno. También, desde el lado que ordena y califica, la locura sería una demostración de la violencia que unos seres pueden ejercer sobre otros.

Podemos comprobar que esas memorias -o imágenes o proyecciones- existen en nuestro inconsciente. Las analizaremos más tarde. La cuestión ahora es: ¿qué otras realidades existen y del mismo modo estamos ignorando, cuando resultan determinantes en nuestras vidas?

domingo, 18 de abril de 2010

Memoria y locura. Contra el literalismo (I).

"Llegó a aquel lugar donde casi todo el mundo era mucho más alto que él. Cuando aprendió a comunicarse con los nativos, tuvo que aceptar un pacto de silencio: debía ignorar su memoria, fingir que no había existido…".

En alguna medida, tal vez ésta podría ser la descripción de un nacimiento.

La Exploración de Consciencia y la Terapia Reconectiva demuestran la existencia de ‘memorias’ en nuestro inconsciente. ¿Por qué decimos que existen? Porque cuando les permitimos que aparezcan, aparecen. ¿Por qué decimos que están en nuestro inconsciente? Porque, al menos hasta entonces, no están en nuestra memoria consciente. ¿Por qué les llamamos ‘memorias’? Porque tienen todas las características de los recuerdos, excepto una: el grado y la calidad de la sorpresa cuando se accede a ellos.

Veamos: en la práctica clínica, cuando partimos de la hipótesis de que cualquier tipo de sufrimiento tiene su raíz en una experiencia pasada e inconsciente (esto es algo que demuestra, sin excepciones, la Exploración de Consciencia), pedimos al paciente que retorne al momento del trauma que origina lo que estamos sintiendo física, emocional y mentalmente en estos momentos, en el presente. Un setenta por ciento revive con claridad sucesos ‘de está vida’. Apenas un treinta por ciento ‘da el salto’ a la descripción de sucesos en los que ellos no se identifican con su actual cuerpo, sino con otro, que puede ser un anciano cuando aquí y ahora son jóvenes, que puede ser del otro sexo, y desde luego en un contexto histórico (tiempo) y en una localización (espacio) diferentes. A eso es a lo que los literalistas llaman ‘recuerdos de vidas pasadas’.

¿Son realmente recuerdos de vidas pasadas, o son otra cosa? ¿Qué otra cosa podrían ser entonces?

Observa algo extremadamente importante: para comprender, nombrar (e incluso percibir) algo, debemos referirnos a otro fenómeno sobre el que ya tengamos la creencia de un conocimiento, validado. Es decir, que los nuevos fenómenos que se nos presentan podrían ser algo completamente distinto de aquellas categorías en las que los clasificamos. La limitación de la organización de nuestra mirada es absoluta. Por eso conviene dejar siempre las puertas abiertas a otras hipótesis. El literalismo es un error de principio. Ningún conocimiento es definitivamente verdadero (ni siquiera éste, claro). Admitimos como verdad, si somos honestos, aquellas hipótesis que nos permiten un mayor número de respuestas. En el momento en el que una hipótesis nueva posibilite más respuestas que la anterior -y eso sólo sucede cuando se hace un número suficiente de nuevas preguntas-, lo más riguroso y sensato es abandonar la hipótesis antigua a la que dimos nuestro asentimiento.

Partiendo de estas premisas, entre las hipótesis alternativas, la más razonable es que esos ‘recuerdos’ sean proyecciones de las necesidades psicológicas del paciente. De hecho, ésa es la interpretación de muchas personas cuando viven por primera vez esta experiencia. Sin duda tiene su lógica, pero también algunas importantes debilidades:
1.- Metafísicamente, ésa podría ser la explicación de todo lo que vemos, de toda nuestra experiencia, y no sólo de esos supuestos recuerdos.
2.- Los contenidos de esas historias que recordamos o revivimos no son en modo alguno como queremos. Por supuesto que alguien puede engañarse e inventarse cualquier fantasía, exactamente igual que se hace habitualmente con la vida presente. Pero lo que descubrimos en esas memorias no es nunca nada agradable, sino traumático, y normalmente traumático en extremo: nos vemos asesinando o asesinados, no dando paseos en barca.

Por otro lado, me parece muy importante desmarcarse de la hipnosis. En primer lugar y para ser honestos, porque yo nunca he conseguido ser hipnotizado, y todo lo que pueda decir lo diría sin experiencia propia. No obstante, lo que veo desde fuera no me merece demasiado crédito: una persona hipnotizada puede convencerse de que es una gallina, y comportarse en consecuencia. Si la hipnosis fuese necesaria, no tendría más remedio que tratar de separar el grano de la paja. Pero la hipnosis no es necesaria y, puesto que respecto a la misma albergo serias dudas, prescindo de ella por completo.

sábado, 10 de abril de 2010

Regresión y presencia

Sólo existen dos posibles estados del ser: el estado regresivo y el estado de presencia.

El estado regresivo es aquél en el que experimentamos cualquier tipo o medida de sufrimiento. El estado de presencia es el éxtasis, el nirvana. En el estado regresivo estamos reviviendo inconscientemente el pasado. En el estado de presencia vivimos el presente absoluto, más allá del tiempo. En él no hay mente, ni mundo, ni nada. Sólo hay Uno, y ese Uno es Todo.

Cada vez que experimentamos sufrimiento es porque estamos encadenados a un recuerdo inconsciente (pasado). Hacer consciente esa memoria, que yo llamo cuerda, es liberarla y liberarse, es reconectarla y reconectarse.

Conformarse con el sufrimiento es vivir permanentemente en el pasado. Mucha gente ha experimentado, en algún momento de su vida, el estado de presencia. De hecho, es el estado al que se accede cuando se reconecta una cuerda, cuando se hace consciente una memoria y se reescribe, se re-crea.

Reescribir una memoria es posible porque el Espíritu, la Consciencia, es más poderosa que el tiempo. Creer que el tiempo es la realidad última es una demostrable mentira.

Nada de lo que hayas hecho o te hayan hecho en el pasado has de llevarlo eternamente cargado. Puedes liberarte de tu carga. Puedes completarte. Puedes recrearte. Puedes renacerte. De la mano del Espíritu o, como se dice contemporáneamente, de la Consciencia.

A la mayoría de la gente no le interesa esto. Ellos son muy felices sufriendo. Si tú no eres feliz sufriendo, tú no eres uno de ellos.

Tu libertad te espera. Te esperan tu Luz y tu Presencia. Más allá de cualquier maestro. Tú tienes, y has tenido siempre, todas las respuestas.

martes, 30 de marzo de 2010

Violencia y mentira

"El origen de toda violencia es pretender introducir al hombre en un concepto donde no cabe", escribí en 1993.

Diecisiete años después, no he hecho otra cosa que acumular pruebas de hasta qué punto esto es cierto.

Seguramente hay hombres que se encuentran cómodos en la definición de sí mismos que el mundo les ofrece: algo así como amebas, pero con un desarrollo cuantitativo más complejo. Otros hombres nos morimos sólo con intentar asumir esa violencia. No saber qué somos no comporta aceptar que somos lo que sabemos que es mentira.

Sería un error esperar que el mundo nos revelase algo. El descubrimiento es nuestra tarea. El mundo no es culpable de lo que vende; nosotros somos responsables de lo que compramos.

La última etapa de la investigación con la Exploración de Consciencia nos está llevando a territorios insospechados. Al mismo tiempo, jamás estuvimos tan cerca de nosotros. No resulta nada fácil redactar el nuevo texto ('TRANSFORMACIÓN. De la mente a la Consciencia') porque cada línea que hoy se escribe mañana ya ha quedado obsoleta. Tal vez la transformación esté mucho más allá de cualquier teoría y de posibles instrucciones. La transformación es un proceso vivo, que se renueva y que se redefine constantemente.

El año pasado cayó en mis manos un libro de un médico americano, el Dr. Eric Pearl, por cuyo aspecto y referencias yo jamás me habría interesado. Tras un año de investigación con su trabajo, debo decir que aunque no comparto algunas de sus hipótesis explicativas, valoro enormemente las aportaciones experienciales. Tanto que, superando los miedos a ser agredido, he tomado la decisión de publicar un libro sobre esta investigación personal acerca de eso que él llama 'La Reconexión'. Se trata, al mismo tiempo, de un diario íntimo. No me ha parecido honesto separar ambos aspectos, ya que en la realidad se han ido dando inseparablemente unidos. En nuestra nueva web (www.terapiareconectiva.com) tienes información sobre el mismo.

Seguimos explorando. Seguimos descubriendo. A veces parece que tropezamos, pero la experiencia nos ha enseñado que el sufrimiento se cura despertando. Seguimos despertando...

lunes, 15 de febrero de 2010

La importancia del sufrimiento

Como comprobarás cuando explores, el sufrimiento esconde siempre una mentira (inconsciencia). No sufres por aquello que crees que sufres; sufres por algo que permanece inconsciente, y que además es mentira. También verás que es esa mentira la que ha ocupado hasta ahora el lugar de la verdad. Es decir, que desenmascarando el sufrimiento llegas a encontrar la verdad, toda la verdad que puedes asimilar en ese momento. Por lo tanto, comenzarás a ver el sufrimiento no como una condena, sino como un aliado perfecto: cada vez que experimentes el menor alejamiento de la serenidad, es porque tu verdad está preparada para ser ampliada, es porque tú ya estás preparado para ser más verdadero. Comprobarás una y otra vez que la violencia del sufrimiento es proporcional a la dimensión de la mentira (inconsciencia) que esconde y, al mismo tiempo, un anuncio de la magnitud de la verdad que puedes descubrir tras ella. Todas las razones que crees que tienes para sufrir son posibilidades para ampliar tu consciencia. No te imaginas hasta dónde. Sólo tienes que explorarlas. La vida no es causa del sufrimiento. Todo sufrimiento procede de la mentira, de la inconsciencia. El dolor nos lo provocamos nosotros mismos. Persiste mientras creemos las mentiras, mientras permanecemos en la inconsciencia.

Se atribuye a Buda el aforismo que dice: “El dolor es necesario; el sufrimiento es opcional”. Parece distinguir entre el dolor (físico) y el sufrimiento (emocional). El primero sería inevitable, pero no así el segundo. Seguramente, Buda jamás dijo eso: la EC demuestra que el dolor también es ‘opcional’. A Jesús se le atribuye la frase “La verdad os hará libres” (Juan 8, 32). Eso sí que lo demuestra al pie de la letra la Exploración de Consciencia.

Tenemos miedo porque permanecemos inconscientes, y a veces permanecemos inconscientes porque tenemos miedo de hacernos conscientes. Rompe la cadena cuando quieras. Es posible que descubras que siempre has jugado a creer, en el fondo más profundo, que no vales nada. ¿Qué ocurriría si dejases de jugar y descubrieses que eres imprescindible?

¿Estás seguro de que el mundo seguiría existiendo si tú no existieses? ¿Estás completamente seguro, o es una creencia? La verdad comienza donde el sufrimiento acaba. El sufrimiento es síntoma de inconsciencia. Liberarnos del sufrimiento es una necesidad de higiene, de libertad, de ecología y, más que eso, representa el comienzo de la vida. Del mismo modo en que vas a comprobar que tu sufrimiento procede de tu inconsciencia, tal vez todo el sufrimiento que observas en el mundo sea resultado de la inconsciencia colectiva. ¿Te parece esa una razón suficiente para liberarte tú de la inconsciencia? ¿Quieres resolver tu sufrimiento? ¿Quieres resolver tu inconsciencia?

Al finalizar este libro, sabrás cómo salir de cualquier tipo de sufrimiento, y podrás hacerlo. Seguro que puedes encontrar infinitas razones, absolutamente fundamentadas, que justifican el sufrimiento. ¿Puedes hacer una lista con todas ellas?

(Del libro 'TRANSFORMACIÓN. De la mente a la Consciencia', de próxima aparición).

miércoles, 27 de enero de 2010

Condenado a mente

Se cuenta que el siguiente experimento le fue propuesto a un condenado a muerte a cambio de que, si sobrevivía, no sería ejecutado:

Lo situaron en una cama alta de hospital, y lo ataron para que no se moviese. Le hicieron un pequeño corte en el pulso. Debajo del mismo pusieron un recipiente de aluminio, y le dijeron que allí oiría gotear su sangre. El corte fue lo bastante superficial como para que no tocase ninguna arteria ni vena, pero sí suficiente para que él lo sintiera.

Sin que él lo supiera, debajo de la cama colocaron un tarro de suero con una válvula y un gotero, para que él creyera que era su sangre lo que goteaba, haciendo el ruido característico. La válvula iba siendo cerrada progresivamente, para que cada vez el goteo fuera más pausado. Al tiempo que esto ocurría, el individuo reaccionaba palideciendo. Finalmente la válvula fue cerrada por completo, y el sujeto experimentó un paro cardiaco. Falleció. Sin haber perdido realmente ni una gota de su sangre.

Todos estamos condenados a mente. Y tal vez todos podemos dejar de estarlo.

(Del libro 'TRANSFORMACIÓN. De la mente a la Consciencia', de próxima aparición).