jueves, 31 de diciembre de 2009

Gracias, Exploradores



Gracias a todos aquellos que, desde tantas partes del mundo, habéis participado este año en la aventura del autodescubrimiento.
Gracias particularmente a los que habéis escrito, a los que nos habéis enriquecido con vuestras preguntas, dudas y desafíos. Gracias a los que habéis desconfiado, por habernos puesto a prueba y obligarnos a superarnos, a seguir despertando. Gracias a todos los que nos habéis hecho de espejo.
El puente del tiempo que representa el paso de un año a otro, nos pilla embarcados de lleno en el que, si Dios quiere, será nuestro nuevo libro, más que nunca de todos. Los recientes descubrimientos tienen un alcance mucho mayor que los anteriores. La información que recibimos debe ser correctamente compartida, en la medida en la que podamos, lo cual comporta un proceso de asimilación que no se lleva bien con la impaciencia y con el precipitado entusiasmo.
Si en el pasado hemos dado pasos decisivos, los que ya se entrevén y anuncian nos llevarán infinitamente más lejos. Y si me pregunto hacia dónde, mi mente no encuentra respuesta, pero mi corazón, que habla con imágenes, me dice que mire más allá de las estrellas.
Un abrazo eterno a los Exploradores, de los que siempre se dijo que caminaban solos o en pareja. La soledad real no existe. Sólo existe, realmente, el Universo.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Transformación

Se dice que el único milagro que Buda reconocía como tal es la transformación de la consciencia. Justo de eso trata este libro. Aquí vas a encontrar un camino para ir descubriendo qué eres. No lo que te han contado ni lo que hasta ahora has creído que eres, sino lo que realmente eres. Sólo tú puedes hacerlo. ¿Te atreves?

“Nada es real hasta que se experimenta”, decía John Keats. Lo que aquí se expone no será real para ti mientras no lo experimentes. Porque además se te promete, como tantas veces, un método eficaz para que te liberes del sufrimiento. Aquí no hay técnicas de autoayuda, sino el inicio del viaje más importante de tu vida. No va a quedar piedra sobre piedra. Lo que se te ofrece es un verdadero renacimiento.

La Exploración de Consciencia demuestra que el sufrimiento no conduce a la verdad. El sufrimiento, como podrás comprobar, es un velo con el que nos apartamos de la verdad. El sufrimiento es síntoma de inconsciencia. La Exploración de Consciencia demuestra que sólo la liberación del sufrimiento (inconsciencia) conduce a la verdad. Todo lo que se diga desde el sufrimiento no es cierto. Vas a vivir, si quieres, un viaje desde el sufrimiento hasta la consciencia.

Todas las razones que crees que tienes para sufrir son posibilidades para ampliar tu consciencia. Sólo tienes que explorarlas. Vas a aprender un método, la Exploración de Consciencia (EC) para hacerlo.

Descubrir qué eres… “Vendrá un tiempo en el que uno tendrá que olvidar todo lo que ha aprendido”, dice Ramana Maharshi. Así es. Prepárate para una sorpresa permanente, para la mayor transformación de tu vida. No creas nada que no experimentes y, aún así, cuestiona siempre incluso lo que experimentes. Si lo haces de esta manera no tendrás nada que perder, sólo la mentira. Y tienes mucho que ganar: a ti mismo. Vas a verlo.

Aunque el método que te proponemos es nuevo, el resultado no lo es, o no lo es del todo. Por ejemplo, según Freke y Gandy, los primeros cristianos (completamente distintos, según su versión, de lo que nos habían contado) transformaban la vida en una exploración de la consciencia. Dicen: "La buena nueva consiste en que hay una manera de trascender el sufrimiento. La buena nueva se basa en que existe un estado natural de alegría que nos pertenece por nacimiento. Éste es el evangelio de la libertad absoluta. No es un conjunto de reglas que hemos de seguir para ser 'buenos'. Habla de descubrir nuestra naturaleza esencial, que ya es buena, para vivir con espontaneidad. Este evangelio ofrece la extraordinaria promesa de que quienes lo entiendan 'no probarán la muerte'. Sin embargo, la inmortalidad no consiste en acceder al cielo como recompensa por haber llevado una vida recta, sino en darse cuenta de inmediato, aquí y ahora, de cuál es nuestra verdadera identidad, que nunca nació y que, por lo tanto, nunca podrá morir" (1).

Y eso, que tú mismo vas a experimentar si quieres, tiene raíces mucho más lejanas y antiguas.

En efecto, lo que aquí puedes aprender es a explorar la consciencia, y uno de los resultados es el que tan precisamente describen. Pero hay más. Jung creía que toda la historia de la humanidad podría reconstruirse a partir del inconsciente de cualquier hombre. Yo no sé si tienes interés en conocer la historia de la humanidad, pero sí sé que la EC te va a llevar a conocer tu verdadera historia -escrita ya en otra dimensión de ti mismo, a la que vas a tener acceso-, y que no tiene nada que ver con la historia que hasta ahora te has contado y has jugado a creerte.

Al parecer, en la experiencia espiritual de hace más de dos milenios ya se distinguía a tres tipos de personas, según aquello con lo que se identificaban: los hylicos, que se identificaban con el cuerpo; los psíquicos, que se identificaban con la mente; y los pneumáticos, que se identificaban con la consciencia (espíritu). Cuerpo, mente y consciencia.

La transformación que vas a vivir con la EC no te va a llevar a enajenarte del cuerpo y de la mente para identificarte solamente con la consciencia. La transformación va a devolverte la experiencia de que todo es CONSCIENCIA. Y esa experiencia es el final de la hipnosis.

La CONSCIENCIA es la experiencia de la vida, impersonal e infinita. No hay límites. No hay muerte. ¿Te atreves a verlo? Los límites y la muerte son parte de la hipnosis. Tú eres la CONSCIENCIA.

Se exige un punto de valentía. No importa si tienes miedo. En realidad, somos valientes porque tenemos miedo. No es cierto que la libertad sea la mayor aspiración de cualquier ser humano. Parece que a la inmensa mayoría no le interesa en absoluto la libertad, aunque tal vez no sea tu tarea cambiar el mundo: tratando de cambiar el mundo, quizás tú no cambias; cambiando tú, cambia radicalmente el mundo. Tu transformación transforma el mundo.

Se suele decir que la depresión profunda es el mayor sufrimiento que puede experimentar un ser humano. El que fui yo vivió depresiones crónicas durante más de treinta años, con cuatro estallidos al límite, acompañados de variantes y secuelas, y una insoportable latencia el resto del tiempo.

Tras la remisión de la última y paralizado por el pánico a otra recaída, decidió dedicar el cien por ciento de su vida a averiguar qué era lo que ocurría, y por fin comenzó a encontrarlo.

Desde entonces los síntomas desaparecieron, a pesar de que ha tenido delante situaciones de estrés extremo. Y, lo que es muchísimo más importante, su vida ha pasado de resultarle un calvario a convertirse en una apasionante experiencia de crecimiento consciente e incesante, un continuo autodescubrimiento.

La herramienta que utilizo se llama, ya lo sabes, Exploración de Consciencia (EC). Sobre ella escribí un libro (2). Al principio me sorprendía lo fácil que resultaba liberarse efectivamente del sufrimiento. Después me sorprendió -y aún me sorprende- que sean tan pocos quienes quieren liberarse. Descubrí que en otros tiempos y en otros lugares hubo seres que, como yo, sabían que el sufrimiento es mentira. Quiero encontrar a quienes, en este mundo y en este momento, también lo sepan y resuenen con lo que ahora escribo. Sólo tenemos acceso a la verdad cuando trascendemos el velo del sufrimiento. Y la verdad, ¿tú lo sabes?, es lo único que nos hace libres.

Un explorador nunca acepta nada que no pueda comprobar por sí mismo. Esto es lo que hemos descubierto nosotros.

(Del libro 'TRANSFORMACIÓN. De la mente a la Consciencia', de próxima aparición).

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Realidad y pensamiento

Cuando la realidad y nuestro pensamiento no coinciden, culpamos a la realidad de equivocarse. ‘Esto está mal’, decimos, y sufrimos por ello. Pero cuando la realidad y nuestro pensamiento no coinciden, sólo nuestro pensamiento puede equivocarse. La realidad no tiene la facultad de equivocarse. La realidad es lo que es. Simplemente.

Cuando decimos que algo ‘está mal’, estamos emitiendo un juicio. Estamos juzgando a la realidad, que no tiene la facultad de equivocarse. Y cada vez que juzgamos, consciente o inconscientemente, sufrimos.

¿No nos estaremos equivocando nosotros? ¿Seguro que las cosas deberían ser de otro modo?

Dejar de juzgar no es fácil. Además, considerar que debemos dejar de juzgar, también es un juicio. Como quienes se dicen budistas y se pasan la vida deseando no desear. Juzgar es lo que hemos aprendido, y seguro que encontramos mil motivos para seguir juzgando. ¿Acaso tenemos que aceptarlo todo? ‘No podemos aceptar lo inaceptable’.

Para dejar de juzgar no basta con la intención de hacerlo. Es necesario comprender el juicio. Cuando exploramos, trascendemos el juicio.