domingo, 18 de abril de 2010

Memoria y locura. Contra el literalismo (I).

"Llegó a aquel lugar donde casi todo el mundo era mucho más alto que él. Cuando aprendió a comunicarse con los nativos, tuvo que aceptar un pacto de silencio: debía ignorar su memoria, fingir que no había existido…".

En alguna medida, tal vez ésta podría ser la descripción de un nacimiento.

La Exploración de Consciencia y la Terapia Reconectiva demuestran la existencia de ‘memorias’ en nuestro inconsciente. ¿Por qué decimos que existen? Porque cuando les permitimos que aparezcan, aparecen. ¿Por qué decimos que están en nuestro inconsciente? Porque, al menos hasta entonces, no están en nuestra memoria consciente. ¿Por qué les llamamos ‘memorias’? Porque tienen todas las características de los recuerdos, excepto una: el grado y la calidad de la sorpresa cuando se accede a ellos.

Veamos: en la práctica clínica, cuando partimos de la hipótesis de que cualquier tipo de sufrimiento tiene su raíz en una experiencia pasada e inconsciente (esto es algo que demuestra, sin excepciones, la Exploración de Consciencia), pedimos al paciente que retorne al momento del trauma que origina lo que estamos sintiendo física, emocional y mentalmente en estos momentos, en el presente. Un setenta por ciento revive con claridad sucesos ‘de está vida’. Apenas un treinta por ciento ‘da el salto’ a la descripción de sucesos en los que ellos no se identifican con su actual cuerpo, sino con otro, que puede ser un anciano cuando aquí y ahora son jóvenes, que puede ser del otro sexo, y desde luego en un contexto histórico (tiempo) y en una localización (espacio) diferentes. A eso es a lo que los literalistas llaman ‘recuerdos de vidas pasadas’.

¿Son realmente recuerdos de vidas pasadas, o son otra cosa? ¿Qué otra cosa podrían ser entonces?

Observa algo extremadamente importante: para comprender, nombrar (e incluso percibir) algo, debemos referirnos a otro fenómeno sobre el que ya tengamos la creencia de un conocimiento, validado. Es decir, que los nuevos fenómenos que se nos presentan podrían ser algo completamente distinto de aquellas categorías en las que los clasificamos. La limitación de la organización de nuestra mirada es absoluta. Por eso conviene dejar siempre las puertas abiertas a otras hipótesis. El literalismo es un error de principio. Ningún conocimiento es definitivamente verdadero (ni siquiera éste, claro). Admitimos como verdad, si somos honestos, aquellas hipótesis que nos permiten un mayor número de respuestas. En el momento en el que una hipótesis nueva posibilite más respuestas que la anterior -y eso sólo sucede cuando se hace un número suficiente de nuevas preguntas-, lo más riguroso y sensato es abandonar la hipótesis antigua a la que dimos nuestro asentimiento.

Partiendo de estas premisas, entre las hipótesis alternativas, la más razonable es que esos ‘recuerdos’ sean proyecciones de las necesidades psicológicas del paciente. De hecho, ésa es la interpretación de muchas personas cuando viven por primera vez esta experiencia. Sin duda tiene su lógica, pero también algunas importantes debilidades:
1.- Metafísicamente, ésa podría ser la explicación de todo lo que vemos, de toda nuestra experiencia, y no sólo de esos supuestos recuerdos.
2.- Los contenidos de esas historias que recordamos o revivimos no son en modo alguno como queremos. Por supuesto que alguien puede engañarse e inventarse cualquier fantasía, exactamente igual que se hace habitualmente con la vida presente. Pero lo que descubrimos en esas memorias no es nunca nada agradable, sino traumático, y normalmente traumático en extremo: nos vemos asesinando o asesinados, no dando paseos en barca.

Por otro lado, me parece muy importante desmarcarse de la hipnosis. En primer lugar y para ser honestos, porque yo nunca he conseguido ser hipnotizado, y todo lo que pueda decir lo diría sin experiencia propia. No obstante, lo que veo desde fuera no me merece demasiado crédito: una persona hipnotizada puede convencerse de que es una gallina, y comportarse en consecuencia. Si la hipnosis fuese necesaria, no tendría más remedio que tratar de separar el grano de la paja. Pero la hipnosis no es necesaria y, puesto que respecto a la misma albergo serias dudas, prescindo de ella por completo.